sábado, 30 de abril de 2011

La Villa del libro


Tenía muchas ganas de conocer Urueña, la llamada Villa del Libro.


Urueña es una pequeña villa medieval repleta de historia y de sorpesas como la muralla que la rodea. Data de los siglos XII y XIII. En algunos sitios llega a medir 16 metros de altura.

Su castillo está totalmente derruído pero la muralla se conserva muy bien, así como dos de sus puertas, la del Azogue

y la del Arco de la Villa.

Se puede pasear por lo alto de la muralla y disfrutar de unas vistas de la meseta castellana que quitan el hipo, máxime un día como ayer que todo lo que alcanzaba nuestra vista era como un mar verde ya que está el trigo en todo su esplendor.

El pueblo tiene unos doscientos treinta habitantes, y doce librerías especializadas en libros de naturaleza, cultura tradicional, historia, etnografía, rarezas o libros descatalogados. Una se dedica a hacer trabajos de caligrafía antigua y moderna, reproducciones de manuscritos, etc. En otra personalizan los libros o los cuentos. Otra es una enoblioteca, así cada una es distinta a las demás. Tienen varios museos, una tienda de juguetes artesanales, y muchas actividades culturales a lo largo del año.

Se puede visitar la iglesia de Nuestra Señora del Azogue, de estilo gótico-renacentista y a unos dos kms. de la villa, fuera de sus muros, se encuentra la ermita de Nuestra Señora de la Anunciada, la que dicen que es la joya de la villa de Urueña.

Se trata de la única obra de estilo románico catalán en tierras de Castilla y León y se edifició sobre la iglesia de un monasterio mozárabe del siglo X.

Una guía nos llevó hasta allí para enseñárnosla y explicarnos un poco su historia.

De allí nos fuimos a San Cebrián de Mazote a visitar su iglesia, de San Cipriano. La más grande de España de estilo mozárabe, según la señorita que nos la enseñó. Un hermoso ejemplo de este arte, con grandes columnas de mármol todas distintas entre sí, con sus capiteles también distintos y bellamente adornados, muy bien conservados. Una joyita también.

Por recomendación de la citada señorita, super-amable, nos acercamos hasta el monasterio de la Santa Espina, que está a unos seis kms. Al llegar se queda uno boquiabierto, como en tantos otros sitios, porque no imaginamos que pueda haber esas exquisitas obras de arte en lugares tan escondidos o tan poco conocidos.


La Santa Espina es un monasterio cisterciense en el que se conserva una preciosa sala capitular, sus dos claustros o la iglesia de unas dimensiones admirables.



Ahora pertenece a la Junta y allí se forman los futuros capataces agrícolas. Posee una colección única de mariposas que solo se puede ver los fines de semana.

Muy recomendable la visita. Se puede hacer en un día.


En cuanto a nuestro pueblo, también celebró el día del libro con la presentación del tercer volumen de la trilogía dedicada a Íñigo Aldai, un caballero al servicio de Don Diego López de Haro, señor de Vizcaya, escrita por Alfonso Martínez.

El primero de los libros se titula Íñigo Aldai y la apuesta del Rey. El segundo, Íñigo Aldai y la venganza del Regidor. El tercero y último Íñigo Aldai y el juicio de Dios.

La trilogía, cuya acción se desarrolla a lo largo de 1212 y 1213 en los reinos de Castilla y León es un buen ejemplo de las novelas de caballería románticas y ha sido calificada por la crítica como "una historia medieval sobre valores atemporales".
Después hubo un pequeño coloquio y Alfonso firmó ejemplares del libro.


Además hoy se entregaron los premios del concurso de relatos cortos. No pude asistir, pero si os interesa saber quien fueron los ganadores podéis verlo en la página web del Ayuntamiento de Villarejo de Órbigo. El concurso fue todo un éxito de participación así que esperamos que pueda seguir organizándose.

6 comentarios:

  1. Precioso reportaje, sí señora, sobre este hermoso (y no tan conocido como merece) pueblo vallisoletano, que tuve el gusto de visitar por primera vez hace poco más de dos años. Casi sin pretenderlo, se remonta uno al medioevo. ¡Enhorabuena, cronista! Besos.

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  2. Que maravilloso post, bueno siempre lo son, estas fotos despertaron mi imaginacion, esa iglesia y castillo a medio derruir me han sacado cietas historias de la cabeza, que seguro plasme sobre el papel (o el teclado) ya te contare guapa que tal me ha ido por estas tierras de fantasia, hasta el momento en que pueda visitarlas de verdad. besos y te me cuidas muchisimo
    MUAC!!!!!!!!!!!!!

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  3. Tengo muchísimas ganas de perderme por Urueña he pasado siempre con prisas, pero tengo ganas de ir sin prisas.

    Muy buena crónica y las fotos espectaculares, que peligro tienes Irene si hay historia en uno de sus palomares avísame que no me lo quiero perder.

    Besines utópicos, Irma.-

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  4. Estuvimos el año pasado por allí con los niños, pasamos un día estupendo. Una entrada muy bonita y muy bien contada.
    Un besín:
    Cristina

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  5. Seni recuerdo que me lo contaste y desde entonces tenía ganas de conocer este bonito lugar. Me gustó muchísimo. El pueblo y todos sus alrededores.

    Irene, seguro que estos lugares dan mucho de sí para una imaginación como la tuya. Caminando por allí da la impresión de que van a aparecer en cualquier momento los caballeros montados a caballo vestidos con cota de malla y que por aquellas ventanitas aparecerá el rostro de una rubia doncella que lo está esperando,jajajajajjajjjaaa....si hasta a mí me inspira y no me había dado cuenta.

    Irma, por allí me acordé de tí al ver los palomares. Anímate a ir que está muy cerca y merece la pena.

    Gracias, Cristina. Yo también volví encantada de la visita. Y creo que tuve mucha suerte de conocerlo en primavera así lo recuerdo con el color verde de la esperanza.

    Un besín y como dice Irene..¡se me cuiden mucho! ¿eh?.

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  6. Pues me quedo con ganas de visitar Urueña. Las fotos son estupendas. Ahora que parece que vamos para mejor tiempo habrá que hacer una escapada.

    Ya vi los resultados del concurso de relatos. La verdad es que ha sido un concurso de una participación asombrosa. Solo hay que mirar que el segundo premio se fue a Ferrol y el tercero a Barcelona. Y el primero, aunque se quedó en Veguellina, el autor es natural de Argentina. Con esa competencia no me queda pena de no haber tocado podio; hubiera sido como llegar y besar el santo. Hay que seguir intentándolo.

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