miércoles, 9 de marzo de 2011
Isabel Guerra
A raíz de la noticia que saltó ayer a la prensa sobre el robo de una cantidad de dinero en un monasterio de clausura de Zaragoza he conocido a Isabel Guerra, la monja pintora.
Nunca había oído hablar de ella y eso que lleva muchos años pintando. Nació en el año 1947 y empezó a “emborronar cuartillas” a los 12 años. Desde los 23 es monja cisterciense del Monasterio de Santa Lucía en Zaragoza.. Es académica de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis y Académica Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.
Sus cuadros se venden como rosquillas y a muy buen precio. Expone cada dos o tres años y muchísima gente acude a contemplar sus obras de arte en las que plasma con una gran sensibilidad la belleza y la paz del entorno en el que habita.
En uno de sus textos dice: “ Acerquémonos a la Belleza. Dejémonos iluminar por ella para irradiarla en torno nuestro y podremos alcanzar la posesión de su infinita Verdad.
Percibamos esa presencia. Está en nuestro entorno más cotidiano. En la brisa suave que nos envuelve y conforta. Sigamos la estela de su paso ante nosotros caminando tras ella por sus huellas. Cuando quiera, nos volverá su rostro; y descubriremos en él el profundo secreto de nuestra existencia".
“Mis lienzos buscan ser carta abierta a los hombres y mujeres de este tiempo.La belleza es posible, sólo hay que buscarla y expresarla”.
Según Isabel Guerra, sus vocaciones han corrido paralelas desde la adolescencia: siempre quiso pintar y amar a Dios.
Busca al pintar… “la Belleza, la Luz, la Bondad, la Verdad y la Hermosura, con mayúsculas, de donde emana toda belleza entre nosotros". Cada cuadro tiene su propia historia, su vida, y en cada uno pone todo su corazón.
Son muy bellos sus cuadros, ¿verdad?. Parecen fotografías.
Se puede hacer el cuadro perfecto y sin alma, igual que se puede tocar el piano magistralmente bien en cuanto a técnica, y no producir ninguna emoción en nadie; y al revés: se puede tener una técnica más deficiente pero tener una gran capacidad de transmitir sentimiento y emoción hasta llegar a arrancar lágrimas en los ojos de las personas que escuchan. Ésa sería la diferencia.
(pinchar en las imágenes para verlas más grandes, se ven mucho mejor).
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No me explico como podían tener tanto dinero en el convento, no dudo de su procedencia y ahora menos después de conocer a la "monja pentora", pero creo deberían haber tenido más cuidado. Confío sean castigados (divina o humanamente) los malhechores.
ResponderEliminarBesos y gracias por tu comentario.
Mari
Mari, me impresionó saber que su cuadros se cotizan entre cuarenta y cincuenta mil euros. ¡Imagínate!. La verdad es que son preciosos.
ResponderEliminarEspero que todo esto se aclare.
Un besín también pa tí.
Una cosa es el arte y la artista, que por cierto es una maravilla y otra cosa HACIENDA ojalá el IRPF persiga esas bolsas de plástico y tendré más fe.
ResponderEliminarLo juro por dios!
Besines utópicos, Irma.-
Enhorabuena por la delicada finura con la que presentas el tema, sin hacer juicios ni entrar en asuntos ajenos a la monja pintora. Se trata de eso: de una monja que pinta genialmente bien, y nada más. Temo que Irma haya mezclado churras con merinas. Besos.
ResponderEliminarLa monja pintora, me ha impresionado muchísimo, espero que la próxima vez que acumulen algo de dinerillo lo guarden en una entidad bancaria o al menos mejor que esta vez, y que los culpable sean encontrados, porque nadie merece ser ultrajado de esta manera, pobres monjitas, la cantidad es irrelevante, lo que importa es que es tuyo y te lo han robado.
ResponderEliminarEl cuadro de la chica rubia apoyada en el marco de la puerta, es una maravilla, ese gesto en su cara y esa pulcritud en sus manos, me han dejado sin palabras, y mira que eso en mi es muy muy difícil.
Un beso querida y siempre es un placer para los sentidos pasar por tu casita